Ante el desprestigio en que había caído el ministerio sacerdotal en el siglo IV, Juan Crisóstomo escribió esta obra con el fin de ensalzar la dignidad del sacerdocio, exhortar a quienes lo ejercen para que lo vivan virtuosamente y mostrar los grandes bienes que acarrea para el Pueblo de Dios el buen gobierno de sus pastores. Su lectura continúa siendo recomendable, pues presenta no pocos aspectos siempre actuales.
Adaptación de José de Arriaga para piano a cuatro manos. PRIMERA EDICIÓN de 200 ejemplares. Partitura con 15 páginas de música notada. Grafispania. Madrid, 1957.